sábado, 9 de junio de 2012

Familia y espiritualidad

En estos tiempos, la discusión sobre la familia, cobra relevancia debido a todos los cambios estructurales que está sufriendo, ya sea por el cambio en los roles o por los cambios en su estructura, mas bien distantes a lo tradicional.
Independiente de la forma que tome la familia, esta tiene que cumplir con ciertas funciones que son calificadas como básicas, entre las que se encuentran las funciones relacionadas con lo económico, biológico, educativo, cultural y espiritual. Es decir, el funcionamiento familiar podría evaluarse por la capacidad de satisfacer las necesidades básicas materiales y espirituales de sus miembros, actuando además como un sistema de apoyo.
Las funciones que se orientan a la satisfacción de necesidades básicas, son conocidas por todos. Dar educación, alimentación y vestir son funciones casi obvias, que nos califican como buenos o malos padres y como sociedad nos estamos centrando en estos aspectos, colocándolos en un espacio primordial. Es así, como los padres se sacrifican para trabajar más y de este modo tener mayores ingresos para poder dar a los hijos “todo aquello que no tuvieron”, y de esta forma hacer las cosas diferentes.
Esta centración en lo material, hace que nos olvidemos de los espacios para compartir y expresar los afectos. Pensamos que nos dedicamos a los hijos porque les ponemos atención el día domingo, sin embargo no basta brindar un día a la semana a la familia, sino que debe ser un cuidado diario.
Es por esto que el cultivo de la espiritualidad, se ha dejado de lado. La espiritualidad no tiene que ver solo con las creencias religiosas, ya que por lo general se confunde con la religión. La espiritualidad son las relaciones, los valores, la visión de la vida, las creencias, el amor. Se podría asemejar a una brújula, que nos guía por lo que queremos y tenemos que hacer, y da fuerza tanto para sostener como para alcanzar las metas que nos proponemos.
La espiritualidad, nos permite relacionarnos con otros con respeto y cuidado. Nos enseña a valorar las circunstancias y a cada persona que la compone. Realmente es la visión y norte con que guiaremos nuestra vida.
Es tan importante el desarrollo de este aspecto, pero ¿quién se preocupa de esto?, ¿qué se hace con los hijos al respecto?, y me surge plantear otra pregunta más simple pero compleja ¿qué visión de vida se está forjando en sus hijos/as? ¿ usted sabe?
Actualmente, nos focalizamos en el tener, en el comprar, pero ¿qué pasa con aquél que no puede hacerlo? Sufre, sin duda y busca caminos pocos adaptativos para poder tener las cosas que anhela. Existe una carencia de sentido enorme, que hace que las personas pierdan su rumbo, generando crisis y problemas importantes. Muchos de los problemas que llegan a la consulta tienen que ver con la pérdida del sentido y la falta de amor.
La espiritualidad en estos tiempos, toma un rol muy relevante ya que cada vez estamos ante situaciones más complejas y hay que tener las habilidades para enfrentarlas, y eso lo brinda el desarrollo espiritual.
Finalmente mencionar que es un desafío para los adultos, ya que somos nosotros los que, además de tomar conciencia, tenemos la responsabilidad de enseñar a los que vienen. Como alguna vez escuché “El futuro no está en los niños, sino en los adultos, ya que somos los que enseñamos”.
 
Fuente: María Francisca Morales http://www.diarioaysen.cl/columnas.php?id=3464

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