lunes, 19 de noviembre de 2012

La mejor forma de valorar a una mujer trabajadora es… dejarla conciliar

Las familias europeas se encuentran en pleno proceso de cambio. La tasa de fecundidad ha descendido, cada vez las mujeres tienen hijos más tarde, y ha aumentado el número de separaciones y el de familias monoparentales, así como el de aquellas que carecen de ingresos estables. A su vez hay una mayor esperanza de vida lo que conlleva un envejecimiento de la población y un incremento de personas mayores dependientes.

La Unión Europea se enfrenta a una situación complicada teniendo en cuenta que ningún Estado miembro alcanza el umbral de la sustitución generacional, a pesar de que únicamente Francia e Irlanda están cerca de lograrlo. Por eso, para Pierluigi Brombo, administrador principal de la sección de ciudadanía, conciliación y empleo del Comité Económico y Social de la Unión Europea “el éxito familiar debería formar parte de los objetivos de la sociedad” según recalcó en la Lección Anual de Familia organizada por The Family Watch.
Según las previsiones, en el año 2050 la proporción de personas que trabajan respecto a los mayores de 65 años será de dos a uno, mientras que a día de hoy la proporción es de cuatro a uno, por lo que resulta necesaria la coordinación e implementación de nuevas políticas que ayuden a las mujeres europeas a tener los hijos que desean.
La prioridad de las madres es lograr una conciliación del trabajo y la vida familiar, seguida de un reconocimiento por parte de la sociedad del papel que han de llevar a cabo, y en tercer lugar lo que ansían es más tiempo para ocuparse de sus hijos según una encuesta reciente realizada entre 11.000 madres por el Movimiento Mundial de Madres.
Para que las políticas familiares tengan éxito es necesario, según el Comité Económico Social y Europeo, crear mecanismos que permitan conciliar vida profesional y familiar, prevenir y luchar contra la pobreza de las familias, que las políticas aplicadas perduren independientemente de quien gobierne, y haya un reconocimiento de la familia y una revalorización de su papel y del éxito familiar.

El modelo francés, un ejemplo a seguir
Las políticas familiares en la UE son muy diferentes entre unos estados y otros y se establecen en función de las costumbres, las motivaciones sociales y políticas, o la propia filosofía de vida.
En los países Escandinavos desde los años 70 se han centrado en promover la igualdad entre padre y madres y buscar la conciliación familiar. En Suecia estas políticas se han basado en reformas importantes de los permisos parentales, en servicios públicos de acogida para niños pequeños, en una fiscalidad específica para las familias y en la legislación familiar lo que ha dado lugar a un índice elevado de trabajo femenino, una mayor participación de los padres en el cuidado de los niños pequeños, unos índices de fecundidad superiores a la media de la Unión Europea y una reducción de la pobreza infantil.
En Países Bajos, el énfasis se ha puesto en potenciar el empleo a tiempo parcial tanto para los padres como para las madres. De hecho, el 41 por ciento de las mujeres se acoge a este tipo de jornada, aunque en el caso de los hombres el porcentaje es del 19. Se trata de una medida que se puede utilizar hasta que el niño cumple 8 años y va acompañada de una reducción de impuestos de 704 euros mensuales. En España no obstante, tan sólo el 23 por ciento de las madres tiene un empleo a tiempo parcial, un porcentaje que se reduce al 5,4 en el caso de los hombres.
En Reino Unido las políticas están más centradas en la lucha contra la pobreza de las familias y de los niños y, por regla general, se admite que el Estado no debe intervenir en las opciones particulares de cada cual.
En Alemania se han puesto en práctica unos sistemas de guardería más desarrollados y una adaptación de los horarios, así como un permiso parental de catorce meses remunerados a dos tercios del salario, puesto que estaba muy mal considerado trabajar teniendo niños pequeños.
No obstante, de momento, el modelo a seguir es el de Francia, que apuesta por una estabilidad en el tiempo, con independencia de las mayorías políticas. En él se da una combinación de subsidios financieros, un régimen fiscal equitativo para las familias, disposiciones en los sistemas de jubilación y en el derecho laboral que permiten permisos específicos remunerados, un sistema de guardería para niños hasta los tres años y escuela gratuita a partir de esta edad. El resultado es que Francia es uno de los países europeos con el índice más elevado de empleo femenino y de fecundidad.

La familia, el éxito de todos
Conciliar la vida familiar y profesional se ha convertido en una necesidad ya que según Brombo, a pesar de que en la sociedad actual el éxito se define como algo individual, realmente radica en la relación de las personas con el bien común y, en este aspecto, la familia tiene un papel fundamental.
Favorecer políticas a la medida de los padres y de los niños, prevenir la pobreza especialmente en época de crisis, reconocer el valor natural de la familia y universalizar estas políticas dentro de la Unión pueden ser medidas para combatir la situación que atraviesa Europa en estos momentos.
Además, según el Comité Económico y Social Europeo, las asociaciones que representan a las familias deberían tener una mayor implicación para abogar por políticas efectivas que respondan a las demandas reales de la ciudadanía. Las cuestiones que afecten a la familia deberían ser integradas en las políticas legislativas de la Unión, en concreto, debe considerarse a las familias en los estudios de impacto que a día de hoy resultan obligatorios antes de aprobar cualquier tipo de norma que emane del Parlamento Europeo.
En este sentido, la opinión pública debería recoger la consideración del éxito familiar de las personas, junto al éxito profesional y personal como forma del reconocimiento que la familia merece por el bienestar que aporta a las personas. Fuente: http://www.thefamilywatch.org/tfw/tfw-0214-es.php

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