sábado, 29 de diciembre de 2012

Hijos conectados


Hubo un tiempo en el que los padres nos quejábamos por el número de horas que nuestros hijos pasaban delante del televisor. Incluso nos llegamos a plantear su uso educativo para ver algunos programas en familia. Eran tiempos en los que toda una generación de padres que había disfrutado del juego en las calles comprobaba cómo sus hijos pasaban tardes enteras pegados a las pantallas de la única televisión pública que existía. Eran tiempos en los que algún plumilla definió la familia como el conjunto de personas que se reúnen al caer la tarde junto al televisor.

No ha pasado tanto tiempo y ahora sucede algo sorprendente: nuestros hijos no sólo están pegados a las pantallas de los televisores repartidos por toda la casa, sino que también están pegados a nuevas pantallas. Por más que nos empeñamos para que lean libros, prensa escrita u otras noticias además de los deportes, nuestros hijos han dado la espalda a la Galaxia MacLuhan e incluso han marcado distancia generacional con la Galaxia Gutenberg, se han instalado en la Galaxia Steve Jobs. Desde que se levantan hasta que se acuestan están todo el día conectados. Cuando no es la pantalla del móvil, es la del portátil, la del fijo, del tablet, del televisor… del aula o del escaparate. Estrenamos un nuevo tipo de sociedad: la sociedad de las pantallas.

A pesar de los educadores apocalípticos que anuncian el embrutecimiento programado de la especie, los educadores críticamente integrados nos vemos obligados a recrear, gestionar y administrar esta nueva sociedad. Por eso es importante acompañar a nuestros hijos para que no se conviertan en lo que técnicamente llaman omnívoros digitales, porque comen todo lo que las redes les echan, o capullos informáticos, porque deambulan ensimismados en océanos llenos de redes plagadas de amistades peligrosas.

Para esta tarea les aconsejo un pequeño gran libro del profesor Isidro Catela que lleva por título Hijos Conectados (editorial Palabra). En poco más de cincuenta páginas que caben en la palma de la mano proporciona las claves para esta aventura. Nos da pistas para entender el cerebro digital de nuestros hijos, para mandar en el mando y para enseñarles a pescar en las redes. Ofrece sugerencias educativas como el apagón semanal o el ayuno digital, y alguna práctica tan revolucionaria o contracultural como el terapéutico gozo de la desconexión.

Agustín DOMINGO MORATALLA Para el viernes 28 de Diciembre de 2012, en LAS PROVINCIAS. GRUPO VOCENTO

martes, 25 de diciembre de 2012

El otro déficit de España: faltan 280.000 nacimientos

España en alerta: cada día se rompen 301 matrimonios. El déficit de natalidad y el aumento de los abortos ponen todavía más en peligro los gastos sanitarios y de pensiones

Eduardo Hertfelder- Presidente del Instituto de Política Familiar. Madrid.
La familia es un asunto de permanente actualidad en España. Y la primera palabra o imagen que puede venir a la mente cuando hablamos hoy de familia es crisis. La familia es una institución en crisis, sin duda, porque nuestra sociedad está en crisis.

Desde el desplome del número de matrimonios y la multiplicación de las parejas de hecho, pasando por el incremento vertiginoso de las rupturas familiares, la fragmentación y el vaciamiento de los núcleos familiares, la disminución de la natalidad, la trivialización de las relaciones de pareja, el aumento de los abortos, pasando por la confusión en el mismo concepto de familia, son síntomas claros y evidentes de esta crisis. Sus razones son múltiples y diversas y van desde aspectos culturales, políticos y sociales, hasta legislativos –las dos legislaturas anteriores fueron nefastas para la familia- o económicos.

España se queda sin niños y la baja natalidad en la que está sumida es un preocupante y alarmante grito de alerta de que algo no funciona correctamente. Un país sin hijos es, sin duda, un país sin futuro. La natalidad española lleva tiempo en caída libre. Los 471.000 nacimientos actuales suponen 100.000 niños menos que en 1.980, y solamente el aporte de las madres extranjeras –99.090 nacimientos– lo ha logrado amortiguar un poco. El déficit de natalidad actual es de tal magnitud que no es suficiente para reponer la población. Se necesitan, al menos, 280.000 nacimientos más.

Por otra parte, el aborto constituye la primera causa de muerte en España. Se provocan 118.359 abortos al año, es decir, 320 vidas menos cada día. El que uno de cada cinco embarazos termina en aborto y que desde su legalización se han alcanzado el millón y setecientos mil abortos (1.693.366), evidencian la magnitud de este drama.

Pero España no es sólo un país sin niños, sino que además es, cada vez más, una sociedad con menos matrimonios y más rupturas familiares. España se está convirtiendo en una sociedad desestructurada, de individuos sin ningún tipo de interrelación, en una sociedad deshilachada.

Es una triste realidad, pero los datos estadísticos así lo ratifican. Mientras en el año 1990 se produjeron 220.533 matrimonios, en el año 2011 fueron apenas 163.000, esto es, 60.000 matrimonios menos. Descenso que hubiera sido, incluso, mucho mayor si no fuera por la inyección de matrimonios internacionales –31.000 matrimonios internacionales en el 2011–.

Así mismo las rupturas familias se ha disparado en nuestro país y es uno de los principales problemas de las familias españolas. Al hablar de rupturas familiares no nos referimos solamente a estadísticas frías, sino que, sobre todo, hablamos de dramas, de fracasos personales y de desgarros humanos. Y es que detrás de cada persona que se divorcia hay un conflicto por resolver y un drama familiar.

En este contexto de dramas humanos, produce escalofríos la cifra de las más de 110.000 rupturas que se producen en España anualmente, lo que significa que se rompe un matrimonio cada 4,7 minutos, es decir, más de 12,6 rupturas cada hora.

A pesar del agravamiento de estos indicadores de la familia, hasta la fecha la mayoría de la sociedad y las administraciones parecen no haberse alertado.

La ausencia de una política de protección de la familia y de fomento de la natalidad es uno de los más acuciantes problemas de la familia española, que hasta ahora ningún gobierno nacional, regional o local ha sabido abordar en toda su complejidad.

¿Por qué el Estado no asume una verdadera política a favor de la mujer y no apoya la maternidad? Más aún, por contra, no sólo no realiza una política de protección y ayuda sino que desarrolla leyes como la del aborto que aumentan aún más estos índices dramáticos.

¿Por qué mientras en otros países se empieza a admitir que el descenso de la tasa de nupcialidad y la fragilidad de las parejas es un grave problema social, en España se incentiva la ruptura, ofreciendo la posibilidad de divorciarse de manera unilateral, sin alegar causa alguna y sin período previo de separación?.

Pero todos estos problemas sin dejar de ser muy graves no quieren decir que la familia se hunda o que vaya a desaparecer. La familia ha demostrado históricamente ser una institución capaz de sobrevivir a todo tipo de tragedias y desdichas, hayan sido provocadas artificialmente o surgidas de manera natural. Mientras en todas las etapas de la historia han ido emergiendo y sucumbiendo regímenes políticos, sistemas económicos e instituciones sociales, la familia ha permanecido y nada definitivo se ha podido hacer contra ella. De todas las instituciones humanas, la familia es la que probablemente ha soportado más calamidades y ha sobrevivido a más crisis. De hecho, una sociedad no puede evolucionar positivamente sin su célula principal: la familia.

Más de 300.000 hogares sobreviven gracias a la pensión de los abuelos
Madrid- Casi seis millones de personas no encuentran empleo –una de cada cuatro–, hay 1,7 millones de hogares españoles con todos sus miembros en paro, el 21% de la población está por debajo del umbral de pobreza y casi la mitad no puede irse de vacaciones ni una semana al año. Sin embargo, y a pesar de todas las dificultades que afrontan millones de hogares, España no se rompe y mira adelante. ¿Por qué? En parte es gracias al imprescindible papel que desempeña la familia como institución. Así, el único dinero que entra en muchos hogares es el de la pensión de jubilación. Este ingreso es el único elemento de subsistencia para miles de familias, teniendo en cuenta que el número de parados que no cobra ninguna prestación por desempleo ha superado ya, y por primera vez en el último cuarto de siglo, los dos millones. Según un estudio de la Obra Social de La Caixa, en nuestro país hay en la actualidad unos 300.000 hogares en los que todos sus miembros quieren trabajar y no pueden, y donde además hay alguien mayor de 65 años, cifra se ha disparado con la crisis. De esta forma, en 2007, año anterior al comienzo de la recesión económica mundial, estos hogares eran sólo 96.000; un año después, eran ya 137.000; en 2010, año central de la crisis, el número se había duplicado y pasando a ser 265.000. Del mismo modo, mientras que en 2007 había un 6,2 por ciento de familias con todos sus miembros en paro y donde el sustentador económico principal era mayor de 65 años, el año pasado estos hogares representaban ya el 18,3 por ciento del total. «Los abuelos juegan un gran papel: soportan el cuidado de los nietos e incluso de sus hijos, cuando éstos pasan por dificultades», dice Teresa López, vicepresidenta de Acción Familiar. Además, no sólo se retrasa la emancipación de los más jóvenes, sino que muchos se ven obligados a volver al hogar, algo que afecta a uno de cada diez jóvenes de entre 18 y 29 años, medio millón de personas aproximadamente. Para la vicepresidenta de Acción Familiar, sin familia no puede haber crecimiento económico. «No puede haber cohesión y estabilidad social sin una familia fuerte. España no aguantaría tener casi seis millones de parados sin una familia sólida», dice López. En la misma línea se pronuncia Conrado Giménez, presidente de la Fundación Madrina, para quien «la familia es la más importante empresa de un país, pero la menos valorada y apoyada». Afirma que hay estudios que cifran entre el 40 y el 50% la riqueza de un país que depende de la familia, a la que califica de amortiguador de las desigualdades sociales, motor de la economía, de la salud y de la educación. Por este motivo reclama más conciliación y apoyo para esta institución. «Invertir en formación y en familia es la única receta para salir de la crisis y volver a ser líderes mundiales en riqueza y en valores», afirma el responsable de Fundación Madrina, informa Erik Montalbán.

viernes, 21 de diciembre de 2012

«Tengamos la fiesta (de Navidad) en paz


PADRES E HIJOS / FAMILIA

«Tengamos la fiesta (de Navidad) en paz»

Día 20/12/2012 - 02.59h

Consejos para evitar que las clásicas reuniones familiares de estas fechas sean fuente de conflictos

«Tengamos la fiesta (de Navidad) en paz»
«Que si tu madre es tal», «pues anda que tu hermana...», «el próximo año no volvemos»... Hay una serie de recomendaciones muy fáciles de seguir para evitar que las clásicas reuniones familiares de Navidad acaben convirtiéndose en una fuente de conflictos. «A muchas personas les cambia la cara solo con pensar en la perspectiva de las típicas reuniones familiares de estas fechas. Toda la familia reunida en un mismo sitio y con mucho tiempo para discutir. Pero las celebraciones navideñas en familia son uno de los peores momentos imaginables para meterse en rencillas. Lo más inteligente es limar asperezas antes o después, y tratar de ser un poco empático durante las reuniones», apunta Rafael Adame Carballido, de TISOC Coaching. Él es el autor de estas ocho claves para que las reuniones familiares no acaben en batalla campal:
1. A mal tiempo, buena cara. Quizá no le guste la Navidad. Está en su derecho de no celebrarla, usted elige. Pero si decide participar, sea consecuente y hágalo bien. Celebre las fiestas con su mejor cara y con el firme propósito de pasar un rato lo más agradable posible.
2. El reparto de la herencia para otro momento, por favor. Acuda a las reuniones aparcando cualquier remordimiento del pasado, impulso de venganza o intención belicista. Si realmente tiene un problema con algún miembro de la familia, lo más prudente es tratar de resolverlo antes o después de las fiestas. Una celebración no es el mejor momento de sacar a relucir los trapos sucios.
3. Cómo ser un «Señor Scrooge» digno. De acuerdo, ha tomado la opción de no celebrar la Navidad. Pero acepte que los demás elijan sí celebrarla. No los critique ni les boicotee la fiesta por ello.
4. Reparto equitativo de tiempos. Posiblemente tengan que repartir las diferentes fiestas y celebraciones entre ambas partes de la familia. Favorecer a una parte en detrimento de otra va a crear unas tensiones que en nada contribuyen a las buenas relaciones.
5. Regalos de destrucción masiva. El apartado de los regalos es fuente potencial de choques. Intente concertar los tipos de regalos aceptados, presupuestos y demás factores que puedan intervenir. Especialmente cuando hay niños de por medio, ser respetuoso con los criterios de los progenitores evitará más de una discusión.
6. Pesadilla en la cocina. Al cocinero oficial de la casa le va a tocar preocuparse de los gustos de sus invitados para que la comida discurra lo más felizmente posible. Si todavía no conoce demasiado a alguna persona del grupo, pregúntele si tienen algún tipo de alergia o intolerancia. Es una forma muy elegante de permitir que la otra persona «confiese» aquello que no le gusta.
7. La comida está deliciosa, gracias. Si va invitado a casa de otra persona y hay algún plato típico de estas fechas que no le gusta o no puede comer, comuníquelo con antelación a la persona que cocinará. No critique la comida que le ofrecen, seguramente para prepararla se ha invertido ilusión, trabajo, dinero o las tres cosas.
8. Pues parece que va a llover. Si alguien intenta atacarle recuérdese a sí mismo cuál es el objetivo de la reunión y no «entre al trapo». Evite la confrontación de forma respetuosa y elegante.

A partir de enero de 2013, "diálogos en torno al amor humano"



Sí, amigos. Una experiencia de diálogo en la que todos podremos participar desde los comentarios al blog y a las aportaciones que se vayan haciendo.

¿De qué se trata?
Vamos a intentar poner en diálogo a la filosofía con la teología. Vamos a intercambiar, con el género literario epistolar, cartas que se dirigen mutuamento dos profesores del Instituto Superior de Ciencias de la Familia: un profesor de filosofía (D. Gerardo Trujillo) y un profesor de teología (D. Juan Pedro Rivero).

D. Gerardo nos ofrecerá en sus cartas la perspectiva de la filosofía sobre el amor humano. La filosofía en su horizonte múltiple, metafísico, crítico, antropológico, ético, social... La razón que descubre y piensa el amor como experiencia verdaderamente humana.

Por otro lado, D. Juan Pedro intentará ofrecernos en sus cartas la buena noticia que la Palabra de Dios, desde la fe pensada, ofrece como perspectiva enriquecedora. La doctrina cristiana piensa el amor humano desde el amar de Dios. Esa es su originalidad. No anula el pensar, no lo agota...; lo enriquece.

¿Estarán siempre de acuerdo? ¿Habrá perspectivas complementarias? ¿Será posible la interdisciplinariedad? Lo veremos...

¿Cómo participar en el debate?
Cada aportación al blog (en forma de cartas mutuamente dirigidas) ofrecerá la ocasión de que los lectores participen aportanto sus perspectivas que, esperamos, enriquezcan la reflexión. Se trata de una experiencia de diálogo. Pues dialoguemos...

jueves, 20 de diciembre de 2012

Las bodas civiles se imponen a las religiosas en el Archipiélago


La mayoría de los matrimonios celebrados en Canarias durante el primer semestre de este año fueron exclusivamente civiles, cuadruplicando la cifra de los enlaces religiosos.

20/dic/12 01:39
G.Jiménez, Santa Cruz de Tenerife


Crisis económica o de valores (o ambas) pueden ser los motivos por los que las celebraciones civiles de matrimonios cuadruplican a las religiosas en Canarias, según reflejan los datos publicados ayer por el Instituto Nacional de Estadística (INE) referentes al primer semestre de este año.

Así, en el Archipiélago se registraron un total de 2.110 matrimonios, de los que 1.666 fueron exclusivamente civiles y solo 421 por el rito de la religión católica. Además, se celebraron doce ceremonias por otro tipo de religión y otras once que no constan por qué tipo de ritual.

Cabe recordar que, según datos del pasado año, el coste medio de una boda en el Archipiélago asciende a 12.00 euros, de los 1.300 se destinan a arras, alianzas, invitaciones y las flores de la iglesia. Lo más caro es el traje de la novia, no es inferior a 500 euros, y al que hay que sumar los complementos, maquillaje, peinado y ramo (1.540 euros de media), mientras que el gasto en los hombres oscila entre los 300 y 900 euros de media.

Aunque lo más caro es el banquete, con menús de entre 40 y 90, a los que hay que sumar la música y la barra libre.

Teniendo en cuenta estas cifras y la situación económica actual, no es de extrañar que las parejas busquen ahorrar gastos en todos los aspectos, inclusive en el rito de celebración.

Por provincias, fue la de Santa Cruz de Tenerife en donde más bodas se celebraron, un total de 1.165, de las que la mayoría (900) fueron exclusivamente civiles.

En Las Palmas se registraron 945 uniones matrimoniales, siendo solo 159 por el rito de la religión católica, frente a las 766 civiles.

En cuanto a los meses preferidos para casarse, el clima del Archipiélago invita a hacerlo todos los meses, pero las parejas prefieren asegurarse temperaturas más cálidas, como las de junio, cuando se registraron 599 uniones.

Por contra, la cuesta de enero se hace notar en los enlaces, siendo ese mes el que menos bodas registró (194).

Pese a que según el INE, y a nivel estatal, durante el primer semestre del año se registró un incremento del 5,2 por ciento en el número de matrimonios, hasta el año pasado se producía una tendencia a la baja.

Así, la tasa bruta de nupcialidad se redujo en 2011 hasta 3,50 matrimonios por cada mil habitantes, frente al 3,7 registrado el año anterior.

Pese a que la tasa de nupcialidad se redujo en casi la totalidad de las comunidades en 2011, en Canarias se mantuvo en la misma cifra que en 2010 (2,7 uniones).

Así, del total de los matrimonios celebrados en las Islas el año pasado, 203 fueron entre personas del mismo sexo (110 entre varones y 93 entre mujeres).

Además, el 4 por ciento de las uniones en el Archipiélago fueron entre personas extranjeras.

Los meses preferidos de las parejas canarias el año pasado fueron julio, septiembre y octubre, registrando el menor número de bodas los meses de diciembre, enero y febrero.

Los datos del INE también señalan que en España la edad media para casarse mantiene su tendencia creciente, situándose en 36,2 años para los varones y 33,1 para las mujeres.

En cuanto a los primeros matrimonios, esta edad media fue 33,7 años en los varones y de 31,5 en las mujeres.

Solo 421 parejas celebraron su matrimonio por el rito de la religión católica en el Archipiélago durante los seis primeros meses del presente año, según datos del INE.

Las parejas que prefirieron contraer matrimonio exclusivamente de forma civil cuadruplicaron a las que prefirieron los ritos religiosos; un total de 1.666 bodas civiles en el primer semestre de año.

La edad media para el matrimonio mantiene su tendencia creciente. Se situó en 36,2 años para los varones y 33,1 para las mujeres. En cuanto a los primeros matrimonios, esta edad media fue 33,7 años en los varones y 31,5 en las mujeres. La tasa bruta de nupcialidad en España se redujo en 2011 hasta 3,50 matrimonios por cada mil habitantes, mientras que en Canarias se mantuvo igual que en el año anterior (2,7). Del total de matrimonios registrados en 2011, un 2,2 por ciento correspondieron a parejas del mismo sexo (3.540). En Canarias, 203 bodas fueron de este tipo (110 entre varones y 93 entre mujeres). Julio, septiembre y octubre son los meses preferidos de las parejas canarias para casarse, al alzarse con el mayor número de bodas durante el pasado año. En el primer semestre de este año, junio es el mes en que más matrimonios se celebraron (599).

viernes, 14 de diciembre de 2012

Alfabetización digital de la familia


El pasado 10 de Diciembre celebramos el Día Internacional de los Derechos Humanos y casi todos los centros educativos han preparado actividades que se prolongarán durante toda la semana. Cada nivel educativo ajusta las actividades a la edad, al contexto social y a las noticias de actualidad porque, lamentablemente, no faltan responsables públicos que atribuyen a estos derechos la misma naturaleza que las brujas y los unicornios. Durante los últimos años se ha producido un giro en las actividades porque la atención se está centrando en Internet, es decir, en la vulneración de la privacidad, el ciberacoso o la precocidad de hijos que navegan como Nemo en océanos plagados de tiburones.

Las Tecnologías de la Información y Comunicación no son sólo herramientas o utensilios que mejoran nuestras vidas, son la puerta con la que estamos entrando a una nueva era. Manuel Castell la calificó como Era de la Información y todos los grandes centros de prospectiva mundial están convencidos de que se está produciendo un cambio cultural sin precedentes que requiere una Infoética global. Incluso los teólogos de Roma han convencido a Benedicto XVI para adaptar la Nueva evangelización a los trinos de Twitter.

A diferencia de otras épocas en las que la puerta se abría lentamente, en esta ocasión la puerta se abre con un mando a distancia que, como ya es habitual en casi todos los hogares, controlan nuestros hijos. Es la primera vez que los padres son alfabetizados por los hijos. A diferencia de nosotros que somos inmigrantes digitales, nuestros hijos han nacido con el pulgar adaptado para manejar los códigos de esta nueva era. Este hecho está revolucionando las pautas pedagógicas habituales y se está convirtiendo en el tema estrella de todas las escuelas de padres.

Hay quienes piensan que se trata de un simple cambio de medios, instrumentos o herramientas educativas. Están equivocados, la formación ética en competencias informacionales va mucho más allá de la instrucción en competencias informáticas, basta comprobar cómo la digitalización nos sitúa ante códigos o narrativas más universales, reticulares, móviles y plásticos. No es un problema de datos sino de dotes. El desafío para la familia es espectacular porque gestionamos de manera diferente las relaciones, el lenguaje, los relatos y la memoria. Por eso, el nuevo imperativo de la Infoética en la que trabajamos es la alfabetización digital de la familia.

Agustín DOMINGO MORATALLA Para el viernes 14 de Diciembre de 2012, en LAS PROVINCIAS. GRUPO VOCENTO

lunes, 10 de diciembre de 2012

La creatividad en los hijos


Día 06/12/2012 - 02.55h

http://www.abc.es/familia-padres-hijos/20121206/abci-comoser-padres-creativos-201212041136.html

Ideas prácticas a tener en cuenta para poder fomentar esta indispensable cualidad en los hijos

Claves para ser un padre creativo

Teniendo en cuenta los desafíos futuros que encontrarán nuestros hijos, lo que más interesa a un padre es, desde luego, saber educar una mente creativa. Es decir, una mente que sea capaz, por un lado, de recoger y catalogar con precisión toad la información de un entorno dado y, por otra, de responder a las necesidades de la situación de un modo nuevo y creativo pero... Y los padres tienen mucho que decir en esto. Porque como dijo la doctora Margaret Morgan Lawrence, «la creatividad nace en la cuna familiar y en el mundo interior de los padres, antes de que nazca su hijo».

En este sentido, Martina Leibovici-Mühlberger, autora del capítulo«El papel de la familia en el desarrollo de la creatividad», del informe ¡Buenos días creatividad! patrocinado por laFundación Botínnos hace las siguientes propuestas para fomentar esta gran cualidad desde el hogar. «Algunas de estas ideas pueden parecer al principio sorprendentes o embarazosas, pero al ponerlas en práctica experimentarán una sensación de disfrute y un sentimiento inesperado de libertad. Puede que incluso le lleven a cambiar su propio enfoque de lo que llamamos "cosas serias" de la vida. ¡Sólo hay que intentarlo!», anima esta esta especialista, con una trayectoria largamente vinculada a la familia.

1. Vuelva a ser un niño. Finja que vuelve a ser un niño de cinco años. Pregúntese: ¿«Qué sentía al jugar y cuando era libre para usar la imaginación?». Observe a los niños pequeños, ¿qué hacen, sobre todo en situaciones no estructuradas?.

2. Juegue. ¿Qué es el juego? Mientras que el trabajo está orientado a unas metas y resultados concretos, el juego incluye libertad de experimentar y se orienta a una forma divertida de hacerlo, que cobra sentido para uno mismo. Así que siéntase libre de deshinhibir sus instintos creativos, no importa la edad que tenga. Hágase con algunos juguetes, ceras, plastilina, lienzos, pintura, tiza, limpiapipas, cualquier cosa que atraiga a su «niño interior». Resérvese una tarde para jugar con ellos, usted solo.

3. Cambie su dialogo interior. Al jugar, puede que oiga voces interiores diciendo cosas como «no sé dibujar. No se me da bien cantar. ¡Esto es una tontería!». No deje que esta crítica interior le detenga. En su lugar, trabaje activamente para cambiar ese «autodiálogo» hacia mensajes positivos y observe los resultados.

4. Haga un «estudio» de la creatividad. Intente observar a la gente en su entorno que considere verdaderamente creativa. Mire su comportamiento e intente estudiarlos de cerca. Cuando descubra un comportamiento especial o estrategias asociadas a la creatividad, puede empezar a modelar su propio proceso creativo a partir de aspectos como el suyo.

5. Busque siempre cosas nuevas. La rutina y formas claras de estructurar la vida cotidiana proporcionan seguridad y control, pero intentar hacer algo fuera de lo habitual, encontrar nuevas tácticas y maneras de resolver viejos problemas, fomenta sus habilidades de resolución de problemas y, a través de ellas, su creatividad. Busque nuevas experiencias que le obliguen a desplegar su mente y sus emociones. plantéese el desafío de ponerse en contacto con gente nueva distinta a usted.

6. Dese un respiro. Concédase un periodo de tiempo de relax cada día. Cree su propio ritual (un baño de espuma, un paseo breve, colocar la cabeza sobre la mesa y cerrar los ojos...). Tómese ese tiempo solo para llegar a usted mismo.

7. Siéntase orgulloso de lo que ha creado. Organice un rincón en su casa para poner sus cosas y hable de ellas con sus hijos.

En definitiva: haga de la creatividad una parte normal y enriquecedora de su vida diaria.

Homosexualidad y paternidad: ¿realidad compatible?

fuori dal buio
http://www.familyandmedia.eu/es/component/content/article/229-omosessualita-e-genitorialita-realta-compatibili.html
Dawn Stefanowicz, Fuera de la oscuridad. Mi vida con un padre gay, (Fuori dal buio. La mia vita con un padre gay), Ediciones Ares, Milán 2012.
Se trata de un viaje valiente de regreso en el oscuro laberinto de la memoria, buscando detalles para contar y contarse a una misma sin censura, en una narración sencilla - incluso dura y escabrosa en algunos pasajes- que se propone, al mismo tiempo, como una historia de vida para compartir hasta el fondo «de forma que el lector pueda comprender con facilidad los efectos de la influencia que los padres y la familia tienen sobre los niños».
Dawn Stefanowicz, Fuera de la oscuridad. Mi vida con un padre gay, (Fuori dal buio. La mia vita con un padre gay), Ediciones Ares, Milán 2012.
Los hermanos Thomas y Scott, un padre homosexual «crecido en un familia desastrosa en la que se violaban las barreras sexuales y se verificaban relaciones incestuosas», una madre frágil y sometida, con diabetes: Dawn Stefanowicz recorre los años difíciles de la infancia a la juventud en Fuera de la oscuridad. Mi vida con un padre gay(títolo original del libro, Out from Under: The Impact of Homosexual Parenting). Se trata de un viaje valiente de regreso en el oscuro laberinto de la memoria, buscando detalles para contar y contarse a una misma sin censura, en una narración sencilla - incluso dura y escabrosa en algunos pasajes- que se propone, al mismo tiempo, como una historia de vida para compartir hasta el fondo «de forma que el lector pueda comprender con facilidad los efectos de la influencia que los padres y la familia tienen sobre los niños».
También se presenta como elaboración catártica, de gran valor psicoanalítico, capaz de hacer surgir palabras de perdón y esperanza allí donde afloran las consecuencias más traumáticas de la experiencia. La pequeña Cynthia Dawn -éste es su nombre completo- crece en la Toronto de los años sesenta en unas condiciones de grave malestar familiar y personal, en gran parte ignoradas deliberadamente por el mundo de los adultos, empezando por sus profesores. Se siente traicionada afectivamente por un padre ausente, en la continua búsqueda de relaciones homosexuales con parejas de convivencia u ocasionales, y sin el cuidado adecuado de una madre que, a su vez, necesita ayuda. Cynthia entra en una espiral de confusión y vergüenza alimentada por la exposición directa y precoz a prácticas de naturaleza explícitamente sexual.
Un estado de destrucción de la personalidad y de la dignidad humana que se refuerza de forma dramática en los años tempestuosos de la adolescencia y que perjudica sensiblemente los primeros años de juventud, con el empeoramiento de un cuadro depresivo, particularmente marcado por la variación del humor y por la explosión de toda una serie de factores que predicen el riesgo de suicidio.
Los años de psicoanálisis y la profunda fe en Dios le permiten a Dawn en la edad adulta reconciliarse con este pasado complicado y traumático, fuertemente marcado por humillaciones, engaños y vejaciones. Todo ello le ayuda a encontrar, por fin, la claridad interior. Aún así, sólo con la muerte del padre -derrotado por el SIDA como muchas de sus parejas sexuales- y sucesivamente de la madre; sólo después, esta mujer convertida con el paso de los años en esposa y en madre de un niño y de una niña, ha encontrado el coraje de hacer pública su terrible experiencia, con el fin de «mostrar a todos lo que las estructuras parentales y familiares pueden incidir negativamente en el desarrollo de los niños». Más que un objetivo, se trata de una verdadera misión para esta mujer canadiense de cincuenta años, que está dando la vuelta al mundo para dar testimonio de las razones de su libro; se trata de una batalla a favor del bienestar de los hijos y de la importancia de la familia natural -institución natural fundada en el matrimonio entre un hombre y una mujer- y contra la legalización de las adopciones y bodas gays.
Out from Under es un libro destinado a que se hable de él, y no sólo por la dolorosa historia personal de Dawn Stefanowicz. La posibilidad de definir la paternidad más allá de los términos biológicos -y en este marco razonar sobre los derechos de las personas homosexuales en materia de matrimonio y adopción- es un tema de actualidad que interpela nuestras fibras más profundas, tanto en el plano moral como en el sociocultural; además conlleva un debate comunitario importante, precursor de leyes capaces de respetar sobre todo el derecho de cada niño a crecer y ser educado en las mejores condiciones posibles. Y en esta dirección la familia natural desarrolla una función insustituible: no lo dice sólo la Iglesia, sino también estudios recientemente publicados en la revista Social Science Research, los últimos de un filón científico lleno de ideas interesantes.
Calificar precipitadamente como homófobas, engañosas o desleales, las argumentaciones que defienden la paternidad natural, además de ser reduccionista, no aporta elementos significativos de crecimiento y de novedad en un debate destinado al público, en ausencia de un cambio de rumbo, a resbalar en el pantano de las estériles escaramuzas ideológicas. Entre otras cosas, una encuesta reciente realizada en Reino Unido por la agencia ComRes por cuenta deCatholic Voices -publicada en el conocido diario británico Daily Telegraph y en un blog del periódico La Stampa- muestra cómo los mismos gays y transexuales no consideran el matrimonio homosexual una prioridad.
Por tanto, en vísperas de decisiones destinadas inevitablemente a reavivar la polémica -entre otras, las anunciadas por el gobierno francés de apertura en materia de derecho al matrimonio y a la adopción de las parejas homosexuales-, llegan también testimonios fuertes como el de Dawn Stefanowicz, capaces de ofrecer elementos concretos para la reflexión sobre la identidad y responsabilidad de los padres de familia. Son testimonios que pueden, al menos por una vez, ponernos con los pies en la tierra.