domingo, 24 de marzo de 2013

Las ocho frases que dijo tu padre y juraste no repetir a tus hijos

Son clichés heredados de nuestros padres, esas frases que un día nos aburrieron hasta la saciedad y prometimos no repetir a nuestros hijos, pero cuando nos ha llegado el momento de ser también papás han salido por nuestra boca con total naturalidad.

El centro Tisoc Coaching ha elaborado un listado de esos clichés en los que reincidimos al llegar a la edad adulta y abordar la paternidad. Porque como afirma Rafael Adame, responsable del curso Coaching para padres: “Cuando nos llega el momento de ejercer como padres solemos imitar lo que hicieron nuestros progenitores con nosotros mismos, incorporando algunas ideas que hemos aprendido por el camino. Sin embargo, existe la posibilidad de ver las cosas desde otra perspectiva, descubrir nuevas habilidades y adoptar estrategias que te permitan retomar la armonía en tu vida”, señala. He aquí los ocho comportamientos más habituales, que hemos copiado y reproducimos a nuestros hijos:

1. “Pide por esa boca, cariño mío”. El padre compra cualquier cosa que pida su hijo y accede a muchos caprichos para compensar su falta de disponibilidad. De esa manera, intenta limpiar su sentimiento de culpabilidad por no estar con sus hijos el tiempo que necesitan.

2. “El profesor le ha cogido manía”. Si ante cualquier dificultad que deban enfrentar sus hijos asume que la culpa siempre es de alguien o algo externo, no está fomentando en ellos el sentido de la responsabilidad.

3. “Niñeros digitales”. No da abasto. Tras una larga jornada de trabajo tiene más trabajo en casa esperando. Y es tentador dejarse llevar por la solución más cómoda: dejar que el televisor, el ordenador o la videoconsola se ocupen de entretener a nuestros hijos.

4. “Ellos ya saben que les quiero”. Es su padre, y todos damos por sentado que los padres quieren a sus hijos, pero: ¿se lo dice? Ellos, y usted también, necesitan que les digan que son queridos e importantes.

5. “Solo entiende el castigo”. El castigo es la vía más rápida y cómoda para que un niño o niña deje de hacer lo que no debe. Y puede funcionar si lo que quiere es que deje de comportarse mal… ¡Delante de uste¡ Pero al castigarle no está cambiando un hábito, simplemente delimita el ámbito donde se produce: cuando usted no está.

6. “Poli bueno, poli malo”. En el núcleo familiar deben vivirse unos valores y unas formas de hacer compartidos. La falta de unidad en los progenitores desorienta a pequeños y jóvenes. Puede haber discrepancias, es natural, pero los padres deben enseñar a sus hijos a gestionarlas de forma abierta y transparente.

7. “Me saca de mis casillas”. Los hijos, a medida que van creciendo, van desarrollando sus propios intereses y deseos y, afortunadamente, empiezan a defenderlos y reclamarlos. Si no los comparte o no le parecen adecuados, chillar y perder los nervios es la mejor manera de autorizar la violencia verbal. ¡No pida silencio a voces!

8. “Le entra por una oreja y le sale por otra”. No se esfuerce en articular largos discursos sobre buenos modales y buen comportamiento; no les interesan. Demuestre con su propio comportamiento lo que está bien y lo que no lo está, eso sí, tenga siempre preparado un buen argumento. El “porque lo digo yo” es difícil de entender hasta para usted ¿verdad?
http://www.thefamilywatch.org/nos/nos-3260-es.php 

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